2 de septiembre de 2015

Hora Santa en el mes de la Biblia


Jesús, yo te adoro. Creo en Ti, con fe viva y te amo con un amor ardiente. Tú estás aquí presente. Te hallas envuelto en tu divino silencio; sin embargo, yo sé que Tú me quieres hablar. Háblame de tal manera para que mi corazón pueda oírte y entenderte. Deseo ahora encontrarte como el amo que me recibe con gozo y continuamente me invita. Llego ahora con todo lo que soy y como soy . Deseo adorarte, creer en Ti y amarte porque Tú eres Dios, el testigo creíble, digno de todo agradecimiento y amor.

-Jesús, te adoro, creo en Ti y te amo, Tú eres la palabra del Padre. (Esta invocación la repito interiormente)



2. Jesús, Tú eres la palabra eterna del Padre. Todo ha sido creado por Ti. Tú tienes palabras de vida eterna. Tú eres la palabra todopoderosa del Padre. Tu palabra es todopoderosa. Te bendigo y alabo, te adoro y te doy gracias porque el Padre me habló a través tuyo. Ahora deseo escucharte y oírte.

-Jesús, háblale a mi corazón. Ahora deseo oírte. (Esta invocación la repito interiormente)

3.- Haz que tu Espíritu, el que le habló a los Padres y Profetas, ahora y en mí sea eficaz. Haz que El actúe en mí como actuó desde el principio de la creación del mundo. Yo sé Señor que muchas veces he sido sordo y ni siguiera escuché tu palabra. Yo sé que muchas veces escuché pero no entendí. A veces mi corazón ha sido como aquella semilla que cayó en terreno pedregoso. En mi corazón tu palabra comenzaba a dar frutos pero las preocupaciones terrenas la destruían. Perdóname, Señor. Jesús, ahora deseo realmente escuchar Tu palabra. Deseo que ella dé fruto abundante. Envíame Tú Santo Espíritu para que El limpie el terreno de mi corazón para que le quite las piedras, las espinas, toda raíz del mal, las cuales ahogan el crecimiento y desarrollo de tu palabra.

-Limpia mi corazón para que reciba tu palabra. (Esta invocación la repito interiormente)

4- Deseo ser el auditor de tu palabra como María, tu Madre. Oh, que atenta estuvo ella a las palabras de la Sagrada Escritura; las escuchaba en su niñez y juventud. Ella absorbía la palabra y se alegraba en ella, encontraba la luz y el camino. Hallaba la respuesta a sus preguntas. Deseo escucharte como ella te escuchó en el momento en que el ángel le anunció que sería Tu Madre. Con cuanta humildad y apertura de corazón pronunció aquellas palabras: “Hágase en mí según tu palabra”. María, gracias porque ahora tu estás adorando conmigo, porque oras conmigo, porque me ayudas a escuchar la palabra de Tú Hijo y porque me enseñas a guardarla en mi corazón como a un valioso diamante. Vela tu, María, sobre la palabra de tu Hijo en mi corazón. María, enséñame a escuchar e invocar la palabra de Jesús. María,Tú deseas que yo ame la palabra como Tú la amaste, por eso en el mensaje nos dices:
Queridos hijos: Hoy los invito a leer cada día la Biblia en sus hogares; colónquela en un lugar bien visible, de modo que siempre los estimule a leerla y a orar. Gracias por haber respondido a mi llamado! Mensaje 18-10-84

María he decidido hacer lo que Tú me dijiste. (En silencio toma la determinación sobre en qué lugar de tu casa pondrás la Biblia, para que sea visible o puedas llevarla junto a ti, en tu cartera.)

5-. Señor Jesús, ahora te pido que hables a los padres y a los mayores de las familias para que ellos queden prendados de tu palabra. Haz que la cuiden en su corazón y ayuden a sus hijos para que la escuchen y la oigan. Haz que a nuestras familias les suceda lo que les sucedió a Elí y Samuel. En el Primer libro de Samuel está escrito : Servía el niño Samuel a Yahveh, a las órdenes de Elí; en aquel tiempo era rara la palabra de Yahveh, y no eran corrientes las visiones. Cierto día, estaba Elí acostado en su habitación - sus ojos iban debilitándose y ya no podía ver -,no estaba aún apagada la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el Santuario de Yahveh, donde se encontraba el arca de Dios. Llamó Yahveh: «¡Samuel, Samuel!» El respondió: «¡Aquí estoy!», y corrió donde Elí diciendo: «¡Aquí estoy, porque me has llamado.» Pero Elí le contestó: «Yo no te he llamado; vuélvete a acostar.» El se fue y se acostó. Volvió a llamar Yahveh: «¡Samuel!» Se levantó Samuel y se fue donde Elí diciendo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Elí le respondió: «Yo no te he llamado, hijo mío, vuélvete a acostar.» Aún no conocía Samuel a Yahveh, pues no le había sido revelada la palabra de Yahveh. Tercera vez llamó Yahveh a Samuel y él se levantó y se fue donde Elí diciendo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Comprendió entonces Elí que era Yahveh quien llamaba al niño, y dijo a Samuel: «Vete y acuéstate, y si te llaman, dirás: Habla, Yahveh, que tu siervo escucha.» Samuel se fue y se acostó en su sitio. Vino Yahveh, se paró y llamó como las veces anteriores «Samuel, Samuel!» Respondió Samuel: «¡Habla, que tu siervo escucha.» I Sam.3,1-10

-Jesús, habla a nuestras familias para que se abran a tu palabra. (Esta invocación la repito interiormente)

6.- Jesús, Tú confiaste tu palabra a los apóstoles y a través de ellos a tu Iglesia, para que la anuncien hasta los confines de la tierra. Mientras te estoy adorando deseo escuchar tu palabra y pongo delante de ti al Papa, obispos, sacerdotes, catequistas y, de una manera especial, a mi párroco y sus ayudantes: envíales tu Espíritu Santo para que siempre estén dispuestos, ante todo, a escuchar solo tu palabra. Haz que sus corazones sean instruidos con tu palabra. Purifícalos de todo lo que los perturba a escuchar y entender tu palabra, y con la fuerza de tu Espíritu la anuncien al mundo, así como tu quisiste.

(En silencio ora por tu párroco, ayudantes y catequistas.)

7. Jesús, Tú deseas que tu palabra llegue hasta los confines de la tierra, a todos los hombres y pueblos, porque tu palabra es luz y verdad. Muchos pueblos viven en la oscuridad del error porque aún no oyeron tu palabra. Ella no llegó hasta ellos porque adoran a falsos dioses y los escuchan. Jesús, hoy invita y llama a muchos jóvenes para que lleven tu palabra, como misioneros incansables, a los pueblos paganos. Concede tu gracia a todos los pueblos para que oigan y reciban con alegría tu palabra. Que la fuerza de tu Espíritu conduzca a los misioneros para que su palabra, acompañada con señales, abra los corazones hacia Ti. 

(En silencio ora por los misioneros y por los pueblos paganos.)

8. Jesús, en el mundo de hoy se habla mucho. La radio, la televisión, los diarios, cines y un montón de medios de comunicación están a disposición para difundir la palabra. Por eso hoy deseo poner ante Ti todas las personas que tienen en sus manos los medios de comunicación : todos los periodistas, toda las agencias de noticias y todos los canales de televisión para que sean bendecidos, todos aquellos que se valen de medios técnicos para difundir la verdad. Haz que inviten a amar y a perdonar, haz que se valgan de ellos los que hacen el bien y tienen fines nobles. Acompaña su actuar para que traiga frutos en el corazón de los hombres. Te ruego por todos los que utilizan maliciosamente los medios de información difundiendo la mentira, el espíritu de violencia, de desenfreno y toda inmoralidad. Haz que se conviertan, haz que escuchen tu palabra de verdad, de amor, de justicia, de paz y la pongan a Tú servicio. 

(En silencio examina tu conciencia y toma la decisión para tu vida, para tu familia)

9.- Jesús, hoy de una manera especial los jóvenes se encuentran agredidos con muchas palabras, información e imágenes. Pero los jóvenes buscan la palabra justa, la verdadera palabra, el amor y la paz. Háblales Tú, ilumínalos y ayuda a los padres y catequistas para que les anuncien tu palabra, haz que se entusiasmen con tu palabra para que crezca en ellos y traiga fruto abundante.

(En silencio ora por los jóvenes, en tu familia, en tu comunidad, en tu parroquia y de una manera especial nombra a aquellos que sabes que se han apartado de la palabra de Dios.)

BENDICION


10. Jesús, Santísimo Señor, ahora di tu palabra y sana mi alma para que acepte tu palabra. Purifica mi familia y capacita a todos los corazones de los hombres para que escuchen y cumplan tu palabra. Líbrame y guárdame del espíritu de la mentira. Quita de mi y de este mundo al maligno, el causante de la palabra mentirosa. Concédeme la gracia para que siempre este abierto a tu palabra, especialmente cuando estoy en dificultad. Bendice a aquellos que esperan ahora la verdadera palabra de sus padres, amigos y educadores. Di tu divina palabra para que se sanen espiritualmente y corporalmente. 

Manifiéstate en mi y hazme testigo de tu palabra. 

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. 

AMEN

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